El Brigadier Comandante General de La Mancha, D. Vicente Osorio, desde Albacete y con fecha 26 de diciembre de 1810, remite al General D. Manuel Freire copia del parte que le ha pasado, con fecha 23 desde Villamanrique, el Comandante D. Francisco Abad (a) Chaleco, de la acción que sostuvo contra los franceses el día 18 en Calzada, que causó la pérdida de 46 franceses, entre muertos y heridos, y por su parte 2 muertos y un herido. Dice así el parte:
Hallándome el 18 del actual (diciembre de 1810) en La Calzada con los hombres del escuadrón de mi mando, a cosa de la una de la tarde fui atacado y casi sorprendido por una porción de tropa francesa, su número 120 Infantes, y aunque al principio pudieron llegar cerca de mí avanzadas por estar estas muy inmediatas al Pueblo para evitar la fuga de algunos dispersos bastante rebeldes con cuyo objeto me había dirigido a aquel pueblo, habiendo juntado 89 de éstos.
A la menor voz del clarín me hallé con toda mi gente reunida y principiando el tiroteo por las calles y plazas, tan acosado se miró el enemigo que tuvo que refugiarse en un convento; y no obstante lo sitié haciendo fuego por ventanas y puertas logré matarles y herirles hasta el número de 46, entre estos un capitán y el comandante de infantería, aunque infiero se pueden contar todos muertos según la información del médico que los curó y dice que todas las heridas son pectorales.
Habiendo sostenido 26 horas cabales el cerco y logrando derribar las puertas del convento y poner mi gente toda casi dentro de él, sentí el tiroteo que la avanzada que tenía camino de Puertollano, traía con el refuerzo que le vino al enemigo de 360 Infantes y 250 caballos cuya tropa se hallaba en Argamasilla, y creo su dirección era para Almadén con un cañón; y aunque al principio se me presentaron 30 caballos enemigos, cuyo comandante lo maté, me fue fuerza retirarme por verme con tan desiguales fuerzas, y si con el orden que acostumbro pues aunque a toda prisa caminaba la caballería a cortarnos por la derecha, haciéndonos frente y entreteniéndonos a su parecer la Guerrilla; les salieron frustrados sus pensamientos quedándose bastados estos y la Infantería que llevaba otra ruta con el mismo objeto. La pérdida que tuve en la retirada fue un muerto y un herido, aquel por la fatalidad de haber caído el caballo y éste por estar de anterior herido de resultas del cerco, en el que perdí un hombre solo.
Sería faltar a la justicia sino manifestase a V.S., con el celo y patriotismo que se portaron todos los vecinos de aquel pueblo, pues me hubiera sido imposible haber sostenido tanto tiempo el ataque de no haber sido porque hasta las mujeres, debajo de las mantillas, llevaban a mis soldados cuantas municiones podían adquirir, pues yo estaba bastante escaso de éstas. Y por último no tengo nada que encarecer a V.S de la intrepidez de mis aguerridos patriotas, sólo que logré la satisfacción de que el comandante de la columna movible, alias bigotes, preguntando quien comandaba el escuadrón, y respondiéndole que Chaleco, prorrumpió ¡Oh! Carraco, de buen pastor buenas ovejas. Es cuanto ha ocurrido lo que pongo en noticia de V.S. para su complacencia, y para que inmediatamente se lo participe al Excmo. Sr. General en Jefe del Ejército del Centro, disimulándome juntamente el retraso pues con la aceleración de nuestra marcha no nos ha tocado hasta el presente.
Fuente: Archivo Histórico Nacional.