La desamortización de Mendizábal tenía como objetivo desvincular y enajenar los bienes que poseían ciertas instituciones -como la Iglesia o la nobleza- y llevar a cabo un reparto más racional y equitativo de la riqueza. Sin embargo, el resultado fue un reparto de esos bienes entre sólo unos pocos -Mendizábal, su familia y varios hombres de negocios cercanos al Partido Progresista. Para ello crearon un entramado político-económico desde Madrid a otras zonas de España, sobre todo en la actual Castilla-La Mancha. Por tanto, la desamortización de Mendizábal más que un reparto de riqueza fue un negocio de unos pocos y favorecido por los mecanismos legales que se establecieron: la venta en pública subasta y la elección de lugares para las mismas favorecían a grupos sociales concretos.
Entre esos bienes que salieron a subasta en la desamortización de Mendizábal se encuentra la finca «Encomienda de Sacristanía«, que fue adquirida por el banquero Jaime Ceriola y heredada por su hijo (José Ceriola Flaquer, uno de los mayores contribuyentes de la provincia de Ciudad Real y que tiene una calle dedicada en Calzada de Calatrava), su nieta Inés Ceriola Pérez-Seoane y su bisnieta Josefa Imaz y Ceriola, respectivamente.
En 1889, la finca «Encomienda de Sacristanía» salió a subasta y fue adquirida por Manuel Pérez Seoane y Marín, conde de Gomar, que se le vendió a María Josefa Ortés de Velasco, condesa viuda de Villafuertes y madre de José María de Zavala y Ortés de Velasco –uno de los accionistas del ferrocarril Valdepeñas – La Calzada de Calatrava. En esta escritura de venta se describe así la finca:
La finca denominada “Encomienda de Sacristanía”, sita en término municipal de Calzada de Calatrava, provincia de Ciudad Real, que la forman un viñedo denominado del “Pardillo” y otro majuelo viejo en el cual está enclavado un pequeño olivar. Un lote de tierras destinadas a huertas con su correspondientes norias para el riego en el sitio denominado El Juncal y otro pequeño lote de tierra de labor próximo a la bodega [denominada bodega de Ceriola] existiendo además de esta en la finca, los lagares adosados a dicha bodega, taller de tonelería, almacén de útiles de bodega y tres grandes porches para el servicio de la misma; una edificación donde hay instalado un alambique de destilación, casa habitación destinada a vivienda del dueño o administrador; otro edificio destinado a la molienda de aceituna donde se halla instalado un molino con ese objeto y una prensa hidráulica formando parte del mismo edificio un pequeño almacén para aceites. Otro edificio para el ganado, pajar y habitación del mayoral. Otra edificación destinada a boyería y habitación de los gañanes. Otro pequeño edificio destinado a portería con habitación para el portero. Otro edificio adosado a la casa habitación del dueño o administrador, destinado a cocina para la servidumbre; estando todos estos edificios con sus patios y un pequeño jardín o huerto cercados por una tapia de piedra.
Aparte de este grupo de edificios y en el sitio denominado El Juncal se encuentra otra pequeña edificación de planta baja destinada a viviendas de hortelanos.
Linda la finca al Norte con terrenos de la propiedad de Don Martín Malo y D. José María Casado; al Sur y al Oeste con el resto de la finca primitiva llamada “Encomienda de la Sacristanía”, perteneciente dicho resto a Dª Josefa Imaz y Ceriola y al Este con tierras de varios vecinos de Calzada de Calatrava.
Tiene de superficie, incluyendo la que corresponde a las construcciones, ciento treinta y dos hectáreas setenta y un áreas y setenta centiáreas, equivalentes a doscientas siete fanegas.
Fuente: Archivo de la Fundación Sancho el Sabio.