María Ortega Moreno, maestra del colegio Santa Teresa de Jesús de Calzada de Calatrava y del Ferroviario de Ciudad Real.
Llegamos a Calzada de Calatrava en el año 1964 por un concurso de traslado, mi marido que también era profesor, Manuel Miguel Moraga, mi hija y yo. Veníamos de un pueblo que se llama Alcoba de los Montes. En Calzada estuvimos 24 años, concursamos a Ciudad Real y en 1988 empezamos nuestra nueva etapa profesional en el colegio público Ferroviario hasta nuestra jubilación.
En aquellos años había dos colegios públicos, el colegio de niñas Teresa de Jesús y colegio de niños Ignacio de Loyola. La foto de la portada son las profesoras que estaban en el año 1966, yo aparezco la primera junto a mi hija.
Los párvulos se cursaban en el colegio de niñas Teresa de Jesús y al cumplir los 6 años las niñas se quedaban en el colegio y los niños se incorporaban al colegio Ignacio de Loyola. Sólo en esta etapa de la enseñanza se utilizaba uniforme, un babi azul con cuello blanco.
El colegio Teresa de Jesús, ubicado en la calle Empedrada, se quedó pequeño y nos trasladamos a un centro mayor, cerca del Instituto Eduardo Valencia, situado en la calle Cervantes en el año 1984. Este colegio ya fue mixto.
Durante mi vida profesional como maestra en Calzada siempre impartí el curso de 3º de EGB. En los primeros años, se asistía al colegio también los sábados por la mañana, aunque las actividades eran relajadas. Los jueves por la tarde no se impartía clase. El horario de clase era partido, por la mañana de 10:00-13:00 horas y por la tarde de 15:00-17:00 horas, opcionalmente había una hora de refuerzo llamada “permanencias” después del horario de clase que pagaban los padres de los alumnos.
Creo que fue hasta mediados de los setenta, los alumnos para recibir la Primera Comunión se preparaban en los colegios para tomarla todos juntos en mayo, el jueves día de la Ascensión del Señor que era festivo. Después de la ceremonia religiosa, el colegio ofrecía un chocolate con churros y pasteles para que los niños pudieran compartir este momento tan especial con sus compañeros, aunque después lo celebrasen en sus casas con sus familias.
Recuerdo con gran cariño las actividades que se realizaban en los dos colegios para ayudar a los países más necesitados. Para la jornada Mundial de las Misiones o Domund, los alumnos, con gran alegría, salían a recoger las aportaciones en dinero de los calzadeños con una hucha de chinito o negrito y les colocaban una pegatina. La ilusión de los niños era contar ese dinero. Para celebrar el día de la Santa Infancia (Día de la Infancia Misionera), los colegios preparaban carrozas, se representaban distintas escenas religiosas y todo gracias a la labor de los padres, alumnos y profesores.
La conciencia por conservar nuestro entorno natural no es de ahora, también en aquellos años queríamos transmitir a los alumnos la importancia de preservar el medio ambiente, y los dos colegios en conjunto celebrábamos el día del árbol. Niños y niñas haciendo hoyos y sembrando árboles. En la fotografía podemos ver alumnos y profesores compartiendo este momento tan especial.
Compañeras y compañeros, alumnos y alumnas, y muchos buenos recuerdos, son los que tengo en mi corazón de esta etapa calzadeña.