Crónica del periódico La Libertad sobre la detención, en La Alameda, de Honorio Sánchez, uno de los que participaron en el famoso asalto al expreso de Andalucía el 11 de abril de 1924.
Ciudad Real, 23 de abril de 1924.- Ayer mañana, el capitán de la Guardia Civil de Valdepeñas, D. Bruno Ibáñez, recibió un telegrama urgente de la Dirección General de Seguridad ordenándole que sin pérdida de tiempo procediera a la detención de un individuo llamado Honorio Sánchez Molina, (a) el «Gitano», al que había acusado como participé en el asesinato de los ambulantes del expreso de Sevilla Carmen Atienza, mujer de Antonio Teruel.
En virtud de este telegrama, a las siete de la mañana salió de Valdepeñas el Sr. Ibáñez en el tren de vía estrecha de La Calzada con tres parejas a sus órdenes. Llegó a dicho pueblo a las nueve.
En aquel preciso momento se disponía a partir para Almagro la diligencia automóvil que fue requisada y desalojada de los viajeros que la ocupaban.
El automóvil partió velozmente con los guardias por la carretera de Puertollano, con dirección a una finca denominada La Alameda, propiedad del marqués de la Concepción, vecino de Almagro.
La finca radica en el término municipal de Villanueva de San Carlos, sitio que dista 15 kilómetros de La Calzada y otros tantos de Puertollano.
Pasado el camino comprendido entre el Sacro Convento de Calatrava y el Castillo de Salvatierra, a unos dos kilómetros antes de «La Alameda», la Guardia Civil echó pie a tierra y salió con dirección a la casa, a la que pusieron cerco.
La captura: Honorio de desvanece
Asegurada convenientemente la vigilancia de la casa donde habitaba Honorio, se procedió a la detención de éste, para lo cual se valió de una estratagema. Serían las doce menos cuarto de la mañana cuando llamaba a la puerta de la casa el pastor de Villanueva de San Carlos, Justo Sánchez Zamora, como si fuera a llevar correspondencia. Al cartero seguían el capitán Ibáñez, el teniente del puesto de la Calzada, D. Juan Sánchez de Paredes, y varios números de la Guardia Civil.
Rafael Sánchez, padre de Honorio, y éste salieron juntos a abrir la puerta a la llamada del cartero. Honorio, al ver a la Guardia Civil, sufrió un desvanecimiento, y fue preciso sujetarle para evitar que cayese al suelo.
Honorio intenta suicidarse
Cuando los guardias se presentaron, Honorio se disponía a almorzar en unión de su padre, de su esposa y de una hija de unos catorce años. Cuando reaccionó, pasada la primera impresión, el capitán Ibáñez le interrogó, identificando que Honorio era la persona que buscaba.
Honorio, presa de gran excitación, pidió permiso para cambiar de ropa, lo que hizo en presencia de una pareja de la Guardia Civil. Mientras realizaba esta operación pretendió meter la mano en un maletín que tenía sobre la silla.
Los guardias lo impidieron, y se apoderaron del maletín, donde encontraron dos puñales, uno con hoja de catorce centímetros y otro con una hoja de veintitrés, ambos labrados, en su empuñadura, admirablemente. El puño de metal del puñal menor representaba una alegoría de la muerte. La hoja del arma grande aparecía con preciosas figuras.
Honorio cambió de ropa interior y exterior, y apareció elegantemente vestido, según su costumbre.
Después pidió unas tijeras para cortarse las uñas, a lo que el capitán contestó:
– Ya en Madrid se las arreglará usted.
Se despide de la hija y es trasladado a la cárcel de Valdepeñas
Cuando se disponía a salir de la casa fuertemente amarrado, Honorio pidió permiso para despedirse de su familia. Al dar un beso a su hija, de veinte años de edad, le dijo emocionado:
– Dame un beso, que tal vez sea el último. Esto se ha acabado.
Honorio, convenientemente esposado, fue trasladado sin pérdida de tiempo a Calzada en el automóvil, y luego, por ferrocarril, a la cárcel de Valdepeñas, donde desde la mañana de ayer permanece en un calabozo rigurosamente incomunicado.
El capitán de la Guardia Civil Sr. Ibáñez telegrafió inmediatamente a la Dirección de Seguridad dando cuenta de que había quedado realizado el servicio que se le encomendó.
Un registro interesante
Honorio fue interrogado sobre el dinero que tenía, y contestó que hace pocos días que había sacado de un Banco de Madrid la cantidad de 500 pesetas, de las que sólo había gastado el viaje de Madrid a Calzada, a donde llegó hace dos días.
Registrado por la Guardia Civil, se le encontraron 425 pesetas en billetes, 80 en plata y algunos céntimos; es decir, más cantidad de la que dijo.
También le fue ocupado un talonario de cheques de cuenta corriente con el Banco Hispano-Americano.
Ha podido también averiguarse que hace días sacó del citado establecimiento 2.000 pesetas, y días atrás, 4.000.
También se le ocupó un retrato de la familia de Teruel, de la que era gran amigo. Este detalle también es muy interesante para probar su complicidad en el crimen.
También se le encontró una ficha de juego de cinco pesetas y una tarjeta anunciando haberse encargado de la Dirección de la Pensión Internacional, establecida en el número 1 de la calle de las Infantas, de Madrid.
Dentro del maletín, además de los puñales, fueron encontrados un paquete de cartas y otros de fotografías, y postales de mujeres galantes, con dedicatorias.
Indignación del pueblo. Antecedentes deplorables
En Calzada, la noticia de la participación de Honorio en el suceso ha producido gran indignación. Numerosas personas se trasladaron a la estación para presenciar el traslado del detenido. Este estaba visiblemente emocionado y daba muestras de gran depresión.
Iba tan fuertemente amarrado, que en la estación hubo necesidad de aflojarle las ligaduras, pues comenzaban a hinchársele la manos.
Honorio Sánchez Molina era muy conocido en toda la provincia, y especialmente en Ciudad Real, Almagro, Ballesteros y Calzada.
Es casado y vivía separado de su mujer hace dos años y medio. Tiene dos hijos, que viven con el abuelo, conocido también por «el Gitano». La esposa de Honorio se apellida Tejero, es natural de Almagro y pertenece a familia honradísima.
Honorio tiene unos cuarenta y tres años, es alto, moreno, bien parecido, y, según unos, nació en Alameda, y, según otros, en el pueblo de Horcajo. Ha estado procesado por monedero falso, y en Madrid frecuentaba muchos sitios alegres.
Hace cuatro años vivió con una señora, que por espacio de algún tiempo le sostuvo en París, donde hizo una vida ostentosa. Esta señora es la que le proporcionó el dinero necesario para instalar la Pensión Internacional, y después de haberla arruinado la abandonó.
El padre, Manuel Sánchez (a) «el Gitano», lleva treinta y nueve años al servicio de los marqueses de la Concepción, con cuya confianza cuenta por la lealtad con que les ha servido.
Las hermanas de Honorio han servido a la marquesa como doncellas hasta que trasladaron su residencia a Madrid.