La emocionante continuación de “Calzada de Calatrava y su historia” está en camino, aunque aún queda bastante tiempo para que la publique, ya que las prisas nunca son buenas. El segundo volumen, al igual que su predecesor, estará disponible en Amazon. No te preocupes: me aseguraré de darle la máxima publicidad tanto en este sitio como en el grupo de Facebook que lleva el mismo nombre que el libro. Si aún no tienes el primer volumen, puedes adquirirlo haciendo clic aquí. Ha sido un desafío escribirlo, incluso más que el primero, pero creo que los temas que abordamos son igual o más interesantes. ¡Espero que, cuando se publique, lo compres y disfrutes de su lectura! Ahora, sin más preámbulos, te presento el epílogo del Volumen II.
En las páginas de los dos volúmenes de «Calzada de Calatrava y su historia», hemos viajado a través del tiempo y del espacio, explorando la rica historia y cultura de este pueblo. Hemos conocido a personajes fascinantes, la mayoría de ellos desconocidos hasta ahora, y hemos profundizado en los procesos de fe y las prácticas religiosas que han moldeado la vida en Calzada y en otros pueblos cercanos. Hemos explorado la vida de los freires del Sacro Convento de Calatrava la Nueva, a finales del siglo XVIII, hemos presenciado el intento de reedificación de una nueva parroquia tras el incendio provocado por los carlistas en 1838 de la de Ntra. Sra. del Valle, y hemos seguido la evolución del convento de capuchinos desde que Beatriz Carrillo donó, en su testamente, dinero para su construcción, hasta su desaparición debido a una de las varias desamortizaciones que hubo en el siglo XIX. Hemos descubierto el origen de tradiciones locales como la del pecado mortal, hemos examinado documentos históricos como el catastro de la Ensenada, el interrogatorio de Felipe II y el censo del conde de Aranda. Hemos viajado en el famoso «trenillo», el tren de vía estrecha que marcó una época en la vida del pueblo, y hemos visitado los tres colegios de monjas que marcaron la educación en el siglo XX.
En este viaje, he tenido el privilegio de dar voz a aquellos que una vez me guiaron en mi camino educativo. Aquellos maestros del colegio Ignacio de Loyola y profesores del instituto Eduardo Valencia, cuyas lecciones aún resuenan en mi mente. Con motivo del 50.º Aniversario de este último, les invité a compartir sus experiencias, sus recuerdos y sus reflexiones sobre esos centros educativos que fueron nuestro segundo hogar. También he indagado en la historia de las Encomiendas de la Obrería y de Castellanos y, por último, a hechos trascendentales que deben desempolvarse para seguir recordándolos. Al cerrar este libro, no estamos cerrando la historia de Calzada de Calatrava. Al contrario, estamos abriendo la puerta a nuevas exploraciones, a nuevas preguntas, a nuevas historias. Porque la historia de este pueblo, como la de cualquier lugar, es una historia viva, en constante evolución. Y cada uno de nosotros, al leer este libro, al compartirlo, al hablar de él, nos convertimos en parte de esa historia. Así que, mientras cerramos estas páginas, recordemos que cada final es también un comienzo. Y que la historia de Calzada de Calatrava continúa, en cada uno de nosotros, en cada calle y plaza, en cada rincón de este pueblo que hemos llegado a conocer y amar a través de estas páginas.
Es importante resaltar el vasto trabajo de investigación que ha hecho posible su creación. Este paseo a través de la historia no habría sido posible sin la exploración exhaustiva de innumerables archivos, algunos de ellos traspasan el Atlántico. Cada página de este libro es el resultado de horas dedicadas a examinar documentos antiguos, desentrañando las historias y los secretos que guardaban. Pero también es el producto de la era digital en la que vivimos, donde la información está al alcance de un clic. La investigación en archivos de Internet ha permitido acceder a una cantidad de información sin precedentes, abriendo nuevas vías de exploración y descubrimiento. Este libro, por lo tanto, es un testimonio del poder de la investigación y la dedicación. Es un recordatorio de que la historia está viva y respira en los documentos y registros que hemos heredado del pasado. Y es una celebración de la curiosidad humana, esa chispa que nos impulsa a buscar, a preguntar, a descubrir. Así que, mientras cierro estas páginas, recuerdo el periplo que me ha traído hasta aquí. Recuerdo las horas de investigación, la emoción de los descubrimientos y la satisfacción de las piezas del rompecabezas encajando. Porque la historia no termina aquí. Al contrario, cada pregunta que respondemos, cada historia que contamos, nos lleva a nuevas preguntas, a nuevas historias.
Pero el final de un libro no es el final del aprendizaje ni de la curiosidad. Aunque cerramos este capítulo sobre Calzada de Calatrava, se abre ante nosotros un nuevo horizonte de posibilidades. La historia es un tapiz infinitamente complejo y fascinante, y mi próximo viaje, si Dios quiere y dispongo de tiempo, nos llevará a un tema más amplio: la Segunda República en España. Así, aunque dejamos atrás Calzada de Calatrava, por ahora, llevo conmigo las lecciones aprendidas y las historias descubiertas, y las aplicaremos a nuestro estudio de la Segunda República. Porque cada historia, cada pueblo, cada época, nos enseña algo valioso sobre nuestra humanidad compartida. Gracias por acompañarme en este viaje. Ojaló nos veamos en el próximo.