La voz del diputado a Cortes Luis Montes y López de la Torre, de la minoría Popular Agraria, fue la que más se oyó en el Congreso de los Diputados, durante la Segunda República, en defensa del Sacro Convento de Calatrava la Nueva –declarado monumento nacional en 1931. Aquí reproducimos una entrevista que le hizo Manuel Fernández Piedra en 1934, a los pocos días de que hablara, junto con Mateo y Ruiz Valdepeñas en el Congreso de los Diputados, sobre la necesidad de que dicho monumento fuera debidamente guardado y vigilado:
«Declarado monumento nacional dicho Sacro Convento… si bien tal declaración ha tenido efecto en la «Gaceta», carece de contenido en la realidad, pues en dicho Sacro Convento, con perjuicio y peligro para sus murallas venerables, se encierra ganado; se destruye, aunque lentamente, el magnífico artesonado en su Sala de Armas, único vestigio de las bellezas artísticas que en otros tiempos guardara, y es, en fin, lugar donde todo linaje de atropellos artísticos se cometen, con merma del Tesoro Artístico Nacional y con perjuicio también de los valores culturales de la Mancha.
En su virtud, los Diputados que suscriben, al Excmo. Sr. Ministro de Instrucción pública, suplican que se sirva arbitrar los medios necesarios para que dicho monumento histórico nacional sea debidamente vigilado y guarda, a efectos de que cesen los desafueron que en el mismo vienen constantemente cometiéndose».
¿Estuvo aquí siempre Calatrava?
Hubo dos Calatravas: Calatrava la Vieja, así llamada por ser la mansión donde se estableció el abad Raimundo de Fitero, después de obtenida la cesión del castillo, al ser abandonado por los Templarios en tiempo de Sancho III el Deseado.
Proviene la palabra Calatrava de Calat-Rabat, que significa «castillo en la llanura». Su primitivo nombre debió de ser Oreto, en las márgenes del Guadiana.
Calatrava la Nueva está situada en el pueblo de Covos, llamado así por el padre Mariana. Se halla enclavado frente a Salvatierra y a unas dos horas aproximadamente de Calzada de Calatrava. Suntuosa residencia donde se alojó la Orden al abandonar la primera en el año 1217.
¿Cuál es la historia del castillo de Calatrava?
Se trata, nos dice el señor Montes, de un importante documento del primer tercio del siglo XIII, digno, como arte y como historia, de haber sido estimado entre los más insignes de la Patria. Tuvo el castillo-convento tres recintos amurallados, con una gigantesca torre del homenaje; al norte de ella está la iglesia, y alrededor verá usted unas enormes ruinas de un claustro de ladrillos del siglo XV.
De la sala capitular y del refectorio, de igual época; de tahonas, caballerizas y otras muchas dependencias inclasificables, sólo quedan algunos vestigios.
Según se puede apreciar por el recinto amurallado, se guardaba un verdadero Monasterio de tipo cisterciense.
Como ya ha podido usted ver, aun cuando todo hoy día es un montón de escombros y ruinas, debido al abandono de los encargados de su conservación, la iglesia es la parte que mejor se conserva y la más interesante, pues se trata de una obra ojival de transición de gran mérito, construida con mampostería, pedernal y ladrillos.
La fachada es un enorme lienzo, en el que se señalan bien las tres naves interiores por cuatro grandes contrafuertes, que por caso raro son cilíndricos.
En el compartimiento central se abre la puerte, de tipo cisterciense, abocinada y apuntada con columnas laterales y arcos vaquetonados, uno con lóbulos. Fíjese usted –nos indica el referido señor Montes- que encima de la puerta hay un enorme ojo de buey, que sin duda alguna debió alojar una formidable cruz de Calatrava, idéntica a la que existe en la fachada principal de la iglesia de las Calatravas de Madrid, en la calle de Alcalá.
En los compartimientos laterales verá que existen ventanas apuntadas con guarniciones de piedra, y la coronación de la fachada debió tener almenas y merlones. Al interior, tres magníficas naves y tres ábsides: poligonal de seis lados el del centro, y semicirculares los de los lados.
Los pilares son de núcleo esquinado, con columnas adezadas. Las bases y los capiteles son sencillos. Las bases y los capiteles son sencillos, y éstos sin adornos. Cubren todos los tramos bóvedas de crucería con nervio de perfil rectangular y plementería de ladrillos.
La iglesia tuvo hermosos retablos y buenas capillas. Suntuosísimos sepulcros de los maestros de la Orden y un gran retablo, hecho entre 1482 y 1487.
El coro fue labrado en 1492, y a este año pertenece también la restauración general, en cuya cuenta hay que poner los aplicatados de yeso que cubren el lado del Evangelio y las pinturas de imaginería que decoraron la Epístola.
Asimismo, fueron de dicha época muchas de las obras del Monasterio y el refectorio, construido también en tiempo de los Reyes Católicos.
¿Qué relación guarda la iglesia de la calle de Alcalá, de Madrid, con la Orden de las Calatravas?
Para contestarle –nos dice el señor Montes, he de remitirme a los notabilísimos trabajos de investigación realizados por el ilustre presbítero, capellán de dicha iglesia, don Joaquín Martínez, que también es director del Colegio de Nuestra Señora de las Angustias. Este señor lleva algunos años de trabajo intenso, reuniendo datos interesantísimos para publicar en su día un libro que constituirá una notable obra sobre la historia de las Órdenes Militares.
La función del castillo terminó al finalizar la obra de la Reconquista por los Reyes Católicos, y aun cuando se conservó como casa matriz de la Orden hasta la desamortización, al ser trasladada definitivamente a la Corte de Madrid, en tiempos de Felipe IV, la Orden creó y fomentó la iglesia de la Concepción Real de las Calatravas, como iglesia propia, donde se reunían los Capítulos y se celebraban con gran esplendor las solemnidades principales, muy especialmente las de Semana Santa.
Esta casa, que se estableció en Madrid en la calle de Alcalá, fue residencia de las Comendadoras, pues sabido es que dicha institución era una filial de la referida Orden Militar, establecida para alojar a las damas familiares de los caballeros.
¿De cuándo data esta fundación?
El gran maestre de Calatrava don Gonzalo Yáñez de Novoa, noveno maestro de dicha Orden, la fundó en el año 1219 con el referido nombre de Comendadoras de las Calatravas, quienes para ser admitidas tenían que llevar a cabo las mismas pruebas de nobleza que los caballeros.
Trasladadas a Madrid en 1623, elevaron la iglesia que hoy existe y el adjunto Monasterio (derribado en 1870) con los caudales de la Orden y las dotaciones del entonces monarca Felipe IV. Se dio comienzo a la obra en los meses del año 1670, inaugurándose con gran magnificencia y esplendor el día 19 de marzo de 1686, y asistiendo a dicho acto el rey, que a la sazón lo era Carlos II.
Reinando doña Isabel II, fue encomendada su restauración al ilustre arquitecto don Juan de Madrazo Cuntz, que fue el restaurador de la Catedral de León.
Cuando se derribó el convento ¿se intentó hacer lo mismo con la iglesia?
Ya en 1868, en virtud de las disposiciones del Gobierno revolucionario, se intentó derribar la iglesia y el Monasterio para vender el solar; pero gracias a las gestiones del pueblo de Madrid y del diputado don Manuel Silvela, se llevó el asunto a las Constituyentes, defendiendo dicho señor, en elocuentísimo discurso, una proposición de ley en favor de la conservación del castizo templo de las Calatravas, mereciendo oír de labios del ministro de Hacienda, que lo era el señor Figuerola, la famosa frase de “Sálvese la iglesia y caiga el convento”.
Por su parte, la Academia de Bellas Artes de San Fernando dirigió al entonces ministro de Gobernación un escrito, que redactó la pluma del insigne Madrazo, pidiendo asimismo la conservación de tan preciado monumento.
Como usted ve –añade el señor Montes-, la historia se repite en nuestros días. Hoy se trata de derribar el histórico edificio sin una causa que lo justifique.
¿En qué estado se encuentra el expediente de declaración de monumento nacional de este templo de las Calatravas?
Últimamente se ha abierto el expediente para declararlo monumento nacional, y a pesar de que la Academia de Bellas Artes emitió dictamen favorable respecto a la solidez y buen estado de conservación de dicho edificio, ha sido denegada la concesión por el entonces ministro, don Fernando de los Ríos.
Es preciso –replica vivamente el señor Montes- volver cuanto antes sobre este asunto, y yo estoy muy dispuesto a coopear con toda energía a que este proyecto sea pronto una realidad.
Al descender del Sacro Convento nos muestra el señor Montes el lugar donde las Juventudes de Castilla la Nueva y de la Mancha celebrarán el acto de clausura de la magna Asamblea que se prepara para los días del otoño próximo. Junto a aquellos muros se dirá el santo sacrificio de la misa, y después los millares de jóvenes reiterarán su promesa de fidelidad y de ofrenda de su propia vida.
Abandonamos aquellos lugares con honda tristeza. Con la que infunde ciertamente el estado de abandono en que se encuentra tan preciado monumento nacional. En una de las galería de la iglesia hemos podido contemplar cómo pastaba el ganado, sin que nadie se preocupara de evitarlo.
Si el Estado no acude prontamente a remediar estos daños y deja sin protección estas ruinas del castillo, pronto se perderán los vestigios que allí existen.
Con la desaparición del Sacro Convento se borrarán para las generaciones venideras los pocos recuerdos que quedan de la ínclita Orden Militar de Calatrava, ya que al mismo tiempo que desaparecen estas ruinas está a punto de perderse también la típica iglesia de la referida Orden en Madrid.
Manuel FERNÁNDEZ PIEDRA