En relación con el terremoto de Lisboa, que tuvo lugar el 1 de noviembre de 1755 a la hora de la misa mayor, el Rey de España quiso saber los daños y efectos que causó en los pueblos de España este temblor de tierra, por lo que se expidió una orden a todas las Justicias de las capitales y pueblos de alguna consideración, para que remitiesen información sobre dicho terremoto: cómo se sintió, a qué hora se produjo, cuanto tiempo duró, qué movimientos se observaron en los suelos, paredes, edificios, fuentes y ríos, qué ruinas o perjuicios había ocasionado en las fábricas y si había habido muertos o heridos, así como cualquier otra cosa notable que se considerara oportuna y relacionada con el expresado terremoto; y también si antes de él hubiese ocurrido algún imprevisto que lo anunciase.
El terremoto fue sentido en toda España a las diez de la mañana y su duración fue como de diez minutos. Se turbó la luz del sol, sin haber nubes en el cielo, de modo que alumbró tímidamente, corrió un fuerte viento y se oyó un ruido o rugido como de muchos coches y carros que corriesen juntos. Se movieron los edificios, sobre todo los más pesados y altos, saliendo hombres y mujeres al descubierto de las calles y plazas. A continuación, se indica un resumen de lo que varios pueblos de la provincia de Ciudad Real dieron a conocer.
Abenójar: La mayor parte del pueblo se encontraba dentro de la parroquia y se oyó como un ruido de coches y un movimiento en el edificio de la iglesia y las casas; saliendo a lo llano por si se caían las paredes. A muchos se les turbó la vista debido a los efectos del sol.
Agudo: La tierra y los edificios se movieron y el agua tendía a salirse de su centro.
Albaladejo: Se notó un ruido subterráneo muy grande, temiendo los vecinos que se hundiesen los edificios. Gran parte del pueblo estaba en misa, notando que las paredes de la iglesia temblaban, de modo que se tocaron las campanillas del coro, y las de la torre se movían. Se abrió y quebrantó el arco del coro, cayendo la mayor parte de las almenas de la casa de la tercia, y algunas tapias de las casas de varios vecinos.
Alcázar de San Juan: Se sintió un temblor de tierra, llegándose a mover los edificios, saliendo los vecinos aceleradamente de sus casas, asustados y temerosos de que ocurriese alguna ruina. No hubo ninguna ruina en ningún edificio de esta villa, ni en las catorce que componen el Partido.
Alcolea de Calatrava: Se sintió el temblor de tierra, observándose movimientos en el suelo, paredes y edificios, que fueron grandes y extremados. Los perjuicios no fueron considerables, sólo algún quebranto en algunas casas. Donde se notó cierto estrago fue en la iglesia parroquial, que se cuarteó toda: las paredes se desplomaron y la bóveda se desunió y desvió de su centro, de modo que quedó en muy mal estado. Lo mismo ocurrió en la ermita de San Bartolomé y San Antón, situada en lo alto de un cerro.
Alcubillas: Estaba a punto de acabar la misa mayor, cuando se sintió un pavoroso terremoto que causó pavor y espanto, viendo cómo temblaba la torre de la iglesia parroquial, junto con las demás murallas de dicho edificio. En las murallas de la torre se abrió una raja en el arco de la ventana, donde estaba colocada la campana grande, quedándose colgada sólo de un lado, por lo que fue necesario repararla. También se vieron moverse los retablos, las imágenes y las lámparas de la capilla mayor, a un lado y al otro de la iglesia.
Aldea del Rey: Iniciado el terremoto comenzaron a moverse los edificios, paredes, suelos y plantas. Hubo mucha confusión en la gente, temiendo ser un castigo de Dios. Muchas casas fueron afectadas por el temblor, afectando a sus cimientos y reduciendo a fragmentos las tejas y maderas. La iglesia parroquial tuvo mayor quebranto: en la capilla mayor, en la venerada Señora del Rosario, en los arcos de la torre y en la campaña mayor. No se advirtió efectos en fuentes, pozos y ríos.
Alhambra: Se advirtió un ruidoso estrepitoso que causó daños en los edificios. La torre y capitel de la iglesia parroquial dieron muchos vaivenes, de un lado y de otro, amenazando ruina. La gente que se hallaba en la iglesia, junto con el padre fray Juan de Santa María (religioso descalzo de la Santísima Trinidad y teniente de cura) que estaba confesando para celebrar la misa mayor, salieron porque observaron que temblaba el edificio. Un retablo se cayó, así como parte del castillo que había extramuros de esta villa. Tanto en la parroquia como en la ermita de Santa Catalina Mártir, inmediata al castillo, se rompieron las bóvedas y un arco de la tribuna de la iglesia.
Almadén: Se sintió el terremoto en esta villa, sus aldeas y en el Real de Minas de Almadenejos. Comenzó con un ruido fuerte, como el que causan los coches al ir por las calles empedradas. La gente salió a la calle, persuadidos de que era por el efecto de que las minas se habían incendiado. Las paredes de los edificios se movieron, pero no sucedió quebranto alguno. La confusión mayor tuvo lugar en la mina del Castillo, donde se hallaban más de ciento cincuenta personas, entre forzados y libres. Estos mineros advirtieron el terremoto y salieron de la mina huyendo del hundimiento, sin producirse ninguna desgracia. Pasado el terremoto se reconoció la superficie de la mina incendiada, observando que parte de las paredes del cerco se habían hundido. En la cisterna de la cárcel de forzados se advirtió que la cisterna subió más de cinco cuartas.
Almagro: Durante el terremoto se observó cómo el sol tomó un color pajizo, llegando a pensar que era producido por causas sobrenaturales. Durante el terremoto se detectaron tres señales de suspensión, con los que fomentó el horror a las gentes que salieron de sus casas huyendo del peligro y los sacerdotes de sus templos con los sagrados ornamentos. Hubo ruina en los edificios, en especial en los templos y conventos, sobre todo la parroquial de San Bartolomé, iglesias y conventos de las señoras Calatravas, San Francisco, San Agustín, San Juan de Dios, Compañía de Jesús y Santo Domino. Hubo religiosos que se arrojaron de la ventana de su celda, rompiéndose la pierna, para huir del peligro. La caída de los arcos de las distintas iglesias sepultó a tres o cuatro mujeres, que pudieron ser sacadas del peligro con vida. Sin embargo, fallecieron dos niñas hermanas, de 12 y 6 años. Los vecinos vieron moverse el capitel de la iglesia. Esa misma tarde se llevó a cabo una procesión, con asistencia de los cabildos, eclesiásticos y comunidades, que concurrieron devotos con dos imágenes de su instituto, para pedir a Dios misericordia por lo ocurrido. Se acordó traer al día siguiente, desde su ermita, a la imagen de Nuestra Señora de las Nieves. Se dio orden a los albañiles para que derribaran todos los edificios que pudieses causar peligro y cerrasen la iglesia de San Blas, que se estaba cayendo.
Almedina: Se sintió un fuerte movimiento en los edificios, cerros y tierra que causó terror a todos los vecinos, que salieron espantados hacia fuera, sobre todo los que se hallaban oyendo misa ya que creyeron que se caía el templo. De éste se desplomó la bóveda de la capilla mayor, que quedó desunida de sus arcos, así como el arco toral del lado del evangelio y la torre. Muchas casas quedaron afectadas.
Almodóvar del Campo: El suelo se estremeció, las paredes se balancearon a un lado y a otro, y lo mismo ocurrió en la torre de la iglesia, despidiendo parte de la baranda que tenía en su último cuerpo. La capilla mayor sufrió el mayor perjuicio, por lo que el Santísimo Sacramento tuvo que mudarse de sitio. El convento de carmelitas descalzos también fue afectado en sus paredes, así como diversas casas particulares que, por orden judicial, tuvieron que ser demolidas para evitar más ruina o perjuicios.
Ballesteros de Calatrava: La iglesia y diversas casas sufrieron desperfectos y diversas personas informaron que las aguas de los pozos subieron y de las fuentes surgieron un fuerte estrépito que atemorizaron a las personas que lo vieron. No ha habido quiebra notable en los edificios, siendo la iglesia parroquial la más afectada, ya que se rompieron los arcos y se cayó un lienzo que sufrió una quiebra notable. Después del terremoto se levantó un aire muy furioso.
Bolaños de Calatrava: El terremoto causó gran temor y asombro, por lo que viendo el peligro la gente procuro ponerse a salvo hasta que terminara. En algunos pozos se advirtió que el agua llegó a salir de sus brocales. Dejó muchas casas y edificios quebrantados, quedando muchos pobres desamparados. Las murallas de la parroquia como su bóveda se rajaron. Efectos similares tuvieron lugar en las ermitas, aunque por ser edificios más pequeños el quebranto fue más moderado. Hubo gente que dijo haber visto, la noche anterior, un arco en el cielo, cosa que causó bastante temor.
Cabezarados: Las casas de los vecinos quedaron muy afectadas, algunas de ellas inhabitables. La parroquia no sufrió ninguna quiebra.
Calzada de Calatrava: El día anterior se concluyó la obra de dorar el retablo mayor de la iglesia parroquial y pintar su fachada, por lo que en la festividad del día del terremoto concurrió mucha gente a la misa mayor. Se oyó un pavoroso ruido en la tierra y, al mismo tiempo, moverse tres veces las paredes de la iglesia, con tanto ímpetu que causó grandes efectos lastimosos, por lo que la gente comenzó a salir hacia fuera. Las bóvedas se hundieron y toda la gente, que salía por la puerta del Sol, que era la que únicamente estaba abierte, se atropellaron quedando muchos cuerpos atravesados en dicha puerta, tanto de hombres como de mujeres, falleciendo una mujer embarazada. Las demás personas fueron sacadas agonizantes y malheridas, por lo que fue necesario administrarles el sacramento de la Extremaunción, que se trajo del convento de padres capuchinos, por no poderlo sacar de la iglesia. Un clérigo diácono, a pesar del riesgo, sacó al Santísimo Sacramento y se lo entregó al párroco, que lo colocó en la ermita de Nuestra Señora de los Remedios (la actual parroquia). La misa, al final, se celebró en el convento de padres capuchinos. El terremoto causó grandes desperfectos en la parroquia, desuniéndose varias de sus partes, especialmente el testero del presbiterio, pares, cortina y torre, cayéndose mucha de su fábrica, que arruinó la bóveda y destrozó el órgano. Quedó la iglesia tan destrozada que se tuvo que cerrar por estimarse que sería muy difícil su reparo. Las Casas Capitulares de destruyeron y muchas casas del pueblo también. El párroco, de acuerdo con los maestros alarifes, reconocieron la parroquia junto con Juan Alejando Núñez, maestro arquitecto y residente en Almagro, a fin de ver cómo reparar tan grave daño procurando descargar, apuntalar y reparar. El arquitecto estimó, judicialmente, que no había visto mayor destrozo en una iglesia. Se observó que el agua de las fuentes y pozos estaba turbia, con mal olor y sabor, que lo atribuyeron a las muchas lluvias que habían precedido al terremoto. Las aguas de los pozos subieron bastante. El día antes del terremoto se advirtió que el día de antes y después del terremoto el sol no estaba claro. Se llegó a estimar que el terremoto fue un castillo de Dios.
Campo de Criptana: Se notó cómo el terremoto causó el movimiento de los vasos en las alacenas, los cuadros en los cuartos y el crujir de las maderas en los techos. Cuando se produjo el terremoto, en la parroquia se estaba cantando el Gloria, se retiraron los sacerdotes que oficiaban la misa. Los del coro, al ver los fragmentos que caían de la bóveda, salieron del templo con las demás gentes a la plaza. Los mismos efectos se experimentaron en la iglesia de los padres carmelitas descalzos, quienes salieron del coro hacia la huerta, implorando clemencia. La bóveda de la parroquia quedó en ruinas y la torre con muchas hendiduras, mimbreándose su capital, que quedó inclinado. Algunas casas, que estaban en mal estado, quedaron completamente derruidas. Pero lo más lamentable fue las quiebras en la ermita de Nuestra Señora de Criptana, patrona del pueblo, quedando mucha parte descubierta y expuesta a una entera destrucción. Se reconoció que se elevó el agua en los pozos, pero sin llegar a derramarse como sucedió en otras villas cercanas. El día dos también de observó otro temblor, a las cuatro de la mañana, como de tres a cuatro minutos de duración, aunque muy débil.
Cañada de Calatrava: Lasa paredes de las casas dieron vaivenes, por los que los vecinos salieron de sus casas hacia la plaza. Algunas casas sufrieron desperfectos y, en mayor grado, la parroquia, sobre todo la sacristía.
Caracuel de Calatrava: Se oyó un ruido en la parroquia, advirtiéndose que se movía el suelo y las paredes daban vaivenes y que las maderas se desunían. Salió la gente deprisa, a la que siguió el sacerdote. Terminado el terremoto, se continuo la misa, pero volvió a percibirse un nuevo temblor de tierra, por lo que la gente volvió a salir hacia fuera. Hubo quebrantos en los costados de la iglesia, cayéndose gran parte del enlucido, y en la sacristía hubo desperfectos en las maderas y el lienzo que había al mediodía se desplomó. También afecto a varias casas, y algunas de ellas se derruyeron.
Carrizosa: La torre de la parroquia se movió y se cayeron las basas de sus cornisas y algunos ladrillos. El arco de la capilla mayor quedó quebrantado un poco.
Castellar de Santiago: Al comenzar los kiries de la misa mayor se sintió el terremoto, que causó en los vecinos mucho pavor, viendo cómo se movían las imágenes de los altares y las lámparas. No hubo desperfectos en las casas.
Ciudad Real: Al momento de ocurrir el terremoto, gran parte del pueblo estaba en las parroquias e iglesias de conventos y vieron como se hundían sus fábricas, por lo que religiosos y vecinos salieron a las calles. Los destrozos causados y reconocidos por los peritos fueron:
- En la parroquia de San Pedro, daño en machos, arcos, bóvedas, maderas, enyesados y demás partes. Fue necesario muchos gastos en su reparación.
- Bastantes quiebras, quedando en mal estado su armadura, de la parroquia de Nuestra Señora del Prado; quedando rotos dos de los estribos de la Puerta de la Umbría, y otros dos de la parte del altar mayor. Su reparación necesitó de mucho dinero.
- La torre de la parroquia de Santiago quedó con aberturas y la bóveda también quedó rota.
- En el convento de Santo Domingo hubo roturas en sus capillas, coro y cuerpo de la iglesia. Su torre quedó cuarteada y su capitel también. Las campanas quedaron inutilizadas. Quedaron también afectados los claustros bajos y altos, las celdas y demás oficinas, cayéndose el tejado de una de las capillas.
- Sufrieron quiebras la iglesia, la capilla mayor, las celdas y demás oficinas del convento de San Francisco.
- La iglesia de San Juan de Dios quedó completamente destrozada, siendo desalojados los altares y colocado al Santísimo Sacramento en la capilla de la enfermería. Los enfermos fueron puestos en su cuarto alto.
- En extramuros de la ciudad, en los carmelitas descalzos hubo quiebras, la de más consideración donde estaba la capilla mayor, porque se movieron las cuatro esquinas donde sentaba la armadura, cayendo sobre los tejados del convento uno de sus lienzos, causando mucho daño en el colateral de los claustros y las celdas. Los otros tres lienzos estaban apuntalados y agarrotados, por lo que se vinieron a tierra.
- En el convento de las carmelitas descalzas también hubo grietas y en mayor proporción en la linterna de la capilla mayor, debido al quebranto de los lienzos.
- En el convento de las dominicas, una de las esquinas de la capilla mayor se quebrantó. Hubo muchas grietas en las celdas, el claustro y la cerca de la huerta, con hundimiento de algunas tapias.
- En el convento de las religiosas franciscanas, se rompió el arco toral de la capilla mayor, y dos estribos, cayendo la mayor parte de los aleros a la parte interior, destrozando los tejados. En el interior del convento hubo algunas grietas.
- En la ermita del hospital del Santísimo Cristo del Refugio se produjeron muchas quiebras.
- En casas particulares y en las murallas, fueron muchas las quiebras producidas.
- De la parte de las murallas de la Cindra, la puerta de Calatrava y Toledo, la de Granada y la de la Mata, han caído muchos torreones y lienzos.
Fuente: Los efectos en España del terremoto de Lisboa, Juan Manuel Martínez Solares.