Orden general, dada por Narváez, tras la sentencia contra los criminales del incendio

SOLDADOS: ¡Allí entre esas ruinas se encierran las preciosas cenizas de 300 víctimas, que la mano asesina separó de la sociedad, ultrajando a Dios, a los hombres, a la patria y a la humanidad! Sus pálidas sombras cubiertas de sangre han atormentado mi reposo, pidiendo venganza contra los autores de su ruina: sus ecos sepulcrales han herido mi alma, y mi autoridad representante de la justicia y de su ley Seguir leyendo …