Julio Caro Baroja, en su libro Los judíos en la España moderna y contemporánea, nos habla de que en Toledo, con sede del Santo Oficio en el centro de la ciudad, se presentaron muchas denuncias por judaísmo y que luego se tuvieron que abandonar ya que no tenían fundamento ninguno. Una de ellas es la relativa a la delación de un joven vecino de Calzada de Calatrava y natural de Puertollano, Joseph de la Cueba y Simón, contra la familia de los Guíos de Calzada.
El origen dela misma parte de una conversación que tuvo el denunciante, en el año 1733, con un vecino suyo, Juan Peñasco, sobre la necesidad de irse a vivir a Calzada de Calatrava para comenzar una nueva vida, a lo que éste le aconsejó que no lo hiciera ya que en ese pueblo vivían muchos judíos según las informaciones que tenía. Entre las familias judías, le dijo, está la de los Guíos.
El joven se fue a vivir a ese pueblo y un día le preguntó a una mujer, María Monrriala, sobre su hijo que se encontraba en la cárcel y la mujer contestó que no le podía ir bien ya que por medio se encontraba Francisco Sánchez Guío, que era su primo y cuya abuela, cuando el incendio de la iglesia, se puso a quemar sambenitos con una vela y culpando a los judíos de ese hecho. Otro día, bebiendo vino con Juan de Laguna de Céspedes y Diego Sánchez Guío, oyó decir a éste que eran unos animales y que no tenían alma.
Fue en 1765 cuando Joseph Simón de la Cueba denunció a los Guíos ante el comisario del Santo Oficio. No se sabe qué motivó la delación pero lo que sí se sabe es lo que Juan de Laguna dijo en la declaración: que no recordaba que eso lo hubiera dicho Diego, aunque le parece que se lo oyó decir a alguien pero no sabe a quién. Además, el comisario averiguó que en Calzada de Calatrava, según la tradición, se decía que los Guíos descendían de moriscos y no de judíos y que los dos hermanos Guíos, Francisco y Diego, eran católicos practicantes. Recogida esta información por el Santo Oficio se decidió suspender la causa, lo que demuestra la prudencia de los inquisidores a la hora de aceptar denuncias.
Esto fue lo que resolvió el comisario del Santo Oficio:
En cumplimiento del mandato de V. Y. y con el sigilo, y precaución, que me encarga e tomado los Ynformes, que me an parecido convenientes asi de personas eclesiásticas como seculares las más timoratas, para la Aberiguazion de la conducta, christiandad y porte de la vida de la familia de los Guíos, con especialidad de Diego y Francisco Sánchez Guío, y aunque de dichos informes allo que de tradizion de Padre a Hijos, y dichos de los Antiguos, dicha familia viene de Moriscos (de lo que no e podido rastrear cosa alguna por los libros de la Yglesia por ser su informalidad) al mismo tiempo me dizen, que la conducta, porte y christiandad, de los que an conozido, y conocen de dicha familia, y ocn especialidad de Francisco Sánchez Guío, y Diego Sánchez es de Christianos Catholicos, y como tales los an visto y ven frequentar los Santos Sacramentos, y el Diego Sánchez es tenido en este Pueblo por hombre sin juicio y Borracho, y ser este mismo mi parezer, y lo que puedo informar a V. Y. de los que e conozido y conozco, y especialmente de los dos.
Calzada de Calatrava, 6 de septiembre de 1765.
Don Francisco Antonio Pan y Agua.