El símbolo perdido de Calzada

Símbolo que aparece en las Relaciones Topográficas de Felipe II cuando los vecinos hacían paños.

En el siglo XVI, durante el reinado de Felipe II, se realizaron las relaciones topográficas. En ellas se recoge información valiosa sobre muchas localidades. Calzada de Calatrava aparece como una pequeña villa de la provincia de Ciudad Real. Entre los datos, hay una anotación curiosa:

“Al sesto capítulo se responde que la villa no tiene escudo de armas y que en los paños que se haçen se echa una señal desta forma, e que no ay notiçia porqué se echa la dicha señal”.

Junto a las palabras del documento, se incluye un dibujo sencillo. Parece un triángulo incompleto, con una línea vertical y otra horizontal justo debajo. Este emblema aparece grabado en los paños textiles del siglo XVI. Era una marca que identificaba al pueblo. También reflejaba su tradición artesanal, en una época donde todo se hacía a mano.

Los tejidos, probablemente elaborados en casa o en pequeños talleres, llevaban esta figura como señal. No hay pruebas de que alguna fábrica impusiera su uso. Más bien los vecinos lo estampaba por iniciativa propia. Era una costumbre compartida que fortalecía el sentido de comunidad. Es posible que cada familia lo usara en los vestidos o telas que confeccionaba. También pudo ser una convención general, útil para distinguir los productos en los mercados. Como la villa no tenía escudo oficial, este diseño simple pudo convertirse en una norma no escrita. Su origen sigue siendo un misterio. Como dice el texto: “no hay noticia de porqué se hace así”. Tal vez era solo una marca práctica. O quizá una forma de expresar la identidad local.

Hoy, esta figura olvidada puede ayudarnos a recuperar parte de la historia de Calzada. El pueblo, conocido por su tradición agrícola, podría rescatar este legado textil y convertirlo en un símbolo de orgullo. Usarlo en productos actuales, como ropa o accesorios, sería una forma de rendir homenaje a los tejedores del pasado. También podría convertirse en una herramienta de promoción. Un diseño que mezcle lo antiguo con lo moderno puede atraer a muchos. Por ejemplo, se podría estilizar esta figura con colores que recuerden el paisaje manchego. Así, se captaría la atención de turistas y consumidores que valoran lo auténtico.

Este emblema también podría sumarse a otras tradiciones locales. Un ejemplo son las monedas de las caras, que se usan cada Viernes Santo. Incluir esta figura en la cultura actual enriquecería el patrimonio de la villa. Recuperarlo tendría varios beneficios. Por un lado, conservaría una parte de la identidad de Calzada. Por otro, posicionaría a la ciudad como un destino cultural con una historia única. Tiendas y diseñadores, juntos, pueden colaborar creando colecciones limitadas de productos en los que se use este antiguo símbolo como logotipo. Al mismo tiempo, la iniciativa serviría para educar al público sobre la historia que hay detrás de ese elemento.

Rescatar esta seña no solo representaría un acto de memoria. También sería una inversión en el futuro de Calzada de Calatrava. En un mundo que valora la autenticidad, este emblema puede unir pasado y presente en cada prenda que lo lleve.

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