El artículo saca a la luz la poco conocida historia del puñado de aventureros españoles que a punto estuvieron con su arrojo de conquistar el reino jemer de Camboya a finales del siglo xvi, anticipándose así en gran medida a la maravillosa novela de aventuras de Rudyar Kipling del mismo título: El hombre que pudo reinar.
Kipling no debe nada a ningún otro escritor. Nadie lo ha influenciado […]. El hombre que pudo reinar es el relato de ficción más audaz que he leído.
James Matthew Barrie.
Artículo escrito por Elizabeth Manzo Carreño, escritora y orientalista, en la Revista ejército.
Poco se sabe de la vida de este personaje, tan singular como olvidado, hasta su llegada al continente asiático: tan solo que era natural de Calzada Calatrava, en Ciudad Real, y que marchó al Perú siendo muy joven, donde se casó con una mujer muy adinerada. Cargado con la fortuna de su esposa pero sin su esposa, marchó luego a Filipinas, donde compró un navío, reclutó una tropilla y puso rumbo al oeste en busca de fama, poder y riquezas.
Era el año de gracia de 1592 y, tras desafiar el peligro de los piratas chinos, Blas Ruiz llegaba a un lugar llamado Lovek, sede de la corte del rey jemer Satha de Camboya, donde se encontró con algunos mercenarios portugueses (en aquellos años también súbditos de Felipe II) de entre los que hizo gran amistad con Diego Veloso, un hombre de unos 35 años, nacido en Amarante, al norte del país vecino.
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