El granatuleño que reedificó el Molino de Parra

En el Campo de Calatrava, donde el Jabalón serpentea entre llanuras e historia, los molinos harineros eran más que edificios de piedra; eran el corazón de los pueblos. Sus ruedas, accionadas por la corriente, molían el grano que alimentaba la vida, tejiendo relatos de trabajo y supervivencia. En Calzada de Calatrava, los ríos Jabalón y Fresneda alimentaban estos artilugios, tal y como recogen los documentos del Catastro de Ensenada de Seguir leyendo …