Pilar Delgado-Aguilera Zarco, maestra y directora del Colegio “Teresa de Jesús”
Me piden que escriba sobre mi vida en Calzada de Calatrava, tanto familiar como profesionalmente; y he aceptado con gusto, ya que aquí he vivido mis años más felices.
Yo no soy de Calzada, nací en Almadén, pero me casé con un calzadeño, Luis González Racionero, a quien muchos de vosotros conoceríais, que adoraba a su pueblo y a mí me enseñó a quererlo. No obstante, tengo que decir que no le costó mucho hacerlo, ya que, al llegar aquí en 1964, vi que contaba con una familia estupenda, la de mi marido, con la que me he sentido muy querida y apoyada, y hoy sigo teniendo unos sobrinos a los que quiero muchísimo.
Profesionalmente hablando me encontré, desde mi punto de vista, con el mejor colegio, los mejores compañeros, los mejores alumnos y familiares que me hubiera podido imaginar. De mis 40 años dedicados a la docencia, 25 los pasé como Directora del colegio “Teresa de Jesús”, labor que me resultó muy fácil por la colaboración que encontré en todos ellos, incluido inspectores y corporación municipal.
Quiero nombrar a mi equipo directivo durante todos estos años, formado por María Luisa Camacho como Jefa de Estudios, y Eulalia Moreno como Secretaria y lo bien que trabajábamos juntas; y también quisiera mencionar a Cristino Caballero, Director del Colegio “Ignacio de Loyola” que tanto colaboró conmigo.
Las relaciones entre las compañeras eran inmejorables, ¡que buenos ratos pasábamos!: charlado alrededor del pozo que había en el patio del anterior colegio mientras vigilábamos los recreos, a la hora de programar actividades para funcionamiento del centro, todo el mundo colaboraba y aportaban ideas estupendas.
El colegio entonces era solo de niñas y cuando lo quisieron hacer mixto, el edificio en el que estábamos, situado en la Calle Empedrada (actual Centro de Salud), al no reunir las condiciones necesarias tuvo que ser trasladado al edificio situado al final de la Calle Cervantes, cerca del Instituto, del que al principio utilizábamos su salón de Actos y su gimnasio. Además, cuando el Centro contó con aulas suficientes, las tres clases de párvulos (hoy Educación Infantil) que estaban situadas en el Parque Reina Sofia, se trasladaron al nuevo colegio.
Al llevar el colegio a las afueras del pueblo pensamos que debíamos hacer algo para que fuera más atractivo, para que llamara la atención de los padres, sacarlo a la calle. Por ello decidimos hacer semanas culturales programando actividades extraescolares, implicando a muchos colectivos y asociaciones, tanto de la localidad como de fuera de ella. Así se hicieron concursos, conferencias, visitas a sitios destacados de la localidad, bodegas, cooperativas, etc.
Quiero destacar la actuación de los bomberos de Puertollano y Tráfico de Ciudad Real que montó una pista en el patio, donde los alumnos recibieron una clase de educación vial. Además, contamos con la actuación de la Rondalla, dirigida por Valero Moreno. En estas semanas culturales también se empezó a editar un periódico con artículos y pasatiempos escritos por los alumnos, llamado “Calzada Hoy”; y se hacían exposiciones al final de curso. Estas semanas siempre terminaban con una merienda en el patio con alumnos y familiares; y entre juegos y música pasábamos una tarde de convivencia estupenda.
Debido a todo esto, mi vida en la docencia ha sido altamente satisfactoria.
A los padres quiero decirles que pueden estar orgullosos de los Centros Educativos que tienen en el pueblo y de los estupendos docentes que los llevan, así como de los distintos directores que han pasado por ellos. Creo que ha sido un gran acierto contar con el Instituto que también ha funcionado, ya que seguramente de no haberlo tenido algunos de nuestros alumnos no hubieran podido continuar con sus estudios, gracias a todo ello han salido y seguirán haciéndolo estupendos profesionales en todos los campos.
Otra cosa por la me he sentido muy bien en el pueblo es por sus vecinos, por los que siento verdadero afecto; y me sigue gustando encontrarme con algunos de mis antiguos alumnos y que me presenten a sus hijos.
De mi vida familiar puedo decir que mi llegada a Calzada fue debido al concurso de traslados y a que este fue el primer pueblo que nos dieron a mi marido y a mí en propiedad definitiva. Por aquel entonces, ya teníamos dos hijos, Luis de 2 años y medio y Maripili de tres meses; Ceci nacería ya en Calzada. Además de la familia y el trabajo, conté con el grupo de amigos con el que tan buenos ratos hemos pasado juntos, participando y disfrutando de todas las costumbres y tradiciones del pueblo.
Lo que más me impresionó fue la primera Semana Santa que pasé en Calzada, me pareció grandiosa y la viví muy de cerca el año que mi marido Luis fue Hermano Mayor de los Blanquillos. Como podéis ver en la foto, en un pasacalles, y en los famosos “charcos” con todos los conocidos y amigos de la localidad, y pasábamos unos momentos estupendos.
Sin embargo, lo que mas me llamó la atención, por su originalidad, fueron las fiestas de septiembre, con el típico “puñao”; y que también las celebramos como es costumbre y tradición el año que Luis recibió el Pincho de la Virgen de los Remedios.
Además de todo esto, junto con los amigos hemos pasado ratos muy divertidos en su Verbenas del Jubileo, en los carnavales, en las reuniones excursiones, comidas y cenas de Navidad.
Esto ha sido a grandes rasgos mi vida en Calzada, tanto familiar como profesionalmente; donde mis hijos y nietas han crecido y se sienten muy felices. Como puede verse me he sentido y vivido como una calzadeña más. Mis mejores recuerdos para mis compañeros, alumnos, familiares y amigos.