En el reinado de Felipe II (1556-1598) se gesta la idea de la formación de una Crónica o Historia General de España a partir de la información recogida y enviada a la Corte por todos los pueblos de España. Para ello se enviaría un cuestionario o interrogatorio (primero a las autoridades eclesiásticas, con escaso éxito, y después, en dos ocasiones, a las autoridades civiles, con mayor fortuna, pero no con mucha más eficacia para que ellos a su vez lo hicieran a las autoridades locales bajo su jurisdicción, y las compelieran a ejecutarlas en el menor tiempo posible.
Se conocen cuatro interrogatorios diferentes:
- Interrogatorio del Doctor Juan Páez de Castro, que no se llegó a enviar pero que sirvió de base para los demás. Es más etnográfico, y sobre todo jurídico (interroga por algunos aspectos del Derecho Público y Derecho Civil) que los posteriores.
- Interrogatorio en 1574, con veinticuatro preguntas, enviado a los obispos, quienes a su vez tenían que mandarlos a los párrocos para que éstos los cumplimentases. Dicho interrogatorio no llegó a imprimirse.
- Interrogatorio de 1575, formado de cincuenta y nueve cuestiones.
- Como el interrogatorio anterior no obtiene el resultado deseado, ni los pueblos actuaron con la diligencia requerida, ahora desde El Escorial, el 7 de agosto de 1578, el soberano vuelve a enviar otra orden acompañada con una memoria y otro interrogatorio, formado ahora con cuarenta y cinco capítulos. En este caso las relaciones enviadas fueron muchas más, pero no sabemos si las hicieron todos los pueblos como se pretendía. La información solicitada en este interrogatorio difiere muy poco del anterior.
Relaciones topográficas de los pueblos del Reino de Murcia, por Aurelio Cebrián Abellán y José Cano Valero.
RESPUESTA DE LA CALZADA AL INTERROGATORIO DE 1575
Memoria de las cosas que se han de hacer y enviar las Relaciones.
31.- La defensa de fortalezas que hubiese en los dichos puertos para seguridad de ellos, y los muelles y atarazanas que hubiese.
A los treinta y un capítulos no hay qué responder.
32.- El sitio y asiento donde el dicho pueblo está poblado; si está en alto o en bajo, llano o áspero; y si es cercado, las cercas y murallas que tiene y de qué son.
A los treinta y dos capítulos no hay qué responder.
33.- Los castillos, torres y fortalezas que en el pueblo y jurisdicción de él hubiere, y la fábrica y materiales de qué son, con relación de las armas y municiones que en ellas hubiese.
A los treinta y tres capítulos no hay qué responder.
34.- Los alcaides de las fortalezas y castillos, y quien los posee, y lo que valen las alcaldías, sus salarios y aprovechamientos, y las preeminencias que tuviesen.
A los treinta y cuatro capítulos no hay qué responder.
35.- Las suertes de las casas y edificios que se usan en el pueblo, y de qué materiales están edificadas, y si los materiales los hay en la tierra o los traen de otra parte.
Los edificios comunes de esta villa son cimientos de piedra y cal y a veces de barro, y sobre ello tapiería de tierra, y se hacen de cinco y seis tapias en alto, y a la mitad de estos edificios se echan cámaras de cuartones y tirantes y ripias de pino, a do se sirve de echar el pan que se coge y se teja con losa de barro cocido que se hace en la villa. Y que los materiales de las dichas casas de que se usa comúnmente los hay en la tierra, salvo maderas de pino y hierro que se trae de fuera aparte.
36.- Los edificios señalados que en el pueblo hubiese, y los rastros de edificios antiguos, epitafios y letreros, y antiguallas de que hubiese noticia.
Los dichos edificios que hay en la dicha Salvatierra son de piedra y cal y arena, y además de ello, en la sierra que está referida en el capítulo diez y nueve es en cuyo cabo y falda está la dicha Salvatierra, hay en lo más alto de ella un torrejón caído que se nombraba antiguamente el Atalaya, de donde en tiempo de moros se debieron salir juntándose a otras partes y Atalayas y descubrir la tierra, porque como está dicho en el dicho diez y nueve capítulos, es muy alta, y que en la dicha Salvatierra y en este rastro de edificio no hay letreros, ni epitafios ningunos.
37.- Los hechos señalados y cosas dignas de memoria, de bien o mal, que hubiesen acaecido en el dicho pueblo o en sus términos, y los campos, montes y otros lugares nombrados por algunas batallas, robos o muertes, y otras cosas notables que en ellos haya habido.
En una parte del término de esta villa que se dice Navahermosilla está un cerrillo que le llaman de antiguo tiempo a esta parte el Cerrillo el Desbarate, cuya nominación se dice por los viejos antiguos que tomó de que teniendo cercados el Rey don Alonso a los moros en Salvatierra, y tomados los puertos de donde les había de venir el socorro y bastimentos, uno en el dicho cerro recuentro con los moros que los venían a socorrer a los dichos de Salvatierra y traer bastimento, donde los dichos moros fueron rotos y desbaratados, y quedó el dicho nombre del cerrillo el Desbarate. Y a una parte del estanco referido por dehesa del convento de Calatrava en estos capítulos, junto al río de las Fresnedas, estaba una sepultura que de antiguo tiempo se nombraba la sepultura de la mala mujer, de la cual se dice que habiendo ido a tener acceso carnal con unos pastores que mandaban en la dicha parte, después de haberse holgado con ella fueron ciertos de que aguardase un asno y que la habían puesto encima de una pollina y que el pollino saltó sobre ella y la tomó, el cual le había sacado las tripas arrevueltas a la natura, de que había muerto luego y la enterraron allí, de do quedó el dicho nombre. Y habrá seis años poco más o menos que yendo por allí cierta gente y justicia de esta villa hicieron abrir el dicho sepulcro y sacaron unos huesos de persona de lo cual se ha inferido ser verdad lo que antiguamente se decía.
38.- Las personas señaladas en letras o armas, o en otras cosas buenas o malas que haya en el dicho pueblo, o hayan nacido o salido de él, con lo que se supiese de sus hechos y dichos, y otros cuentos graciosos que en los dichos pueblos haya habido.
De esta villa y natural y nacido en ella hubo un hombre que se llamó Hernando Díaz el cual pasó en Indias, y estando alzado el Perú por Gregorio Pizarro, de la ciudad del Cuzco salió un capitán del dicho Gregorio Pizarro contra Centeno que era capitán por Su Majestad, y salido el tirano de la dicha ciudad el dicho Hernando Díaz y otros servidores de Su Majestad se convocaron para alzarse con la dicha ciudad por Su Majestad aunque eran pocos, y se juntaron en la iglesia de dicha ciudad adonde se concluyó el dicho negocio, y queriendo repartir los oficios tocantes al regimiento y jurisdicción de la dicha ciudad, el dicho Hernando Díaz dijo que los oficios se diesen a servidores de Su Majestad y no a los que tenían formado tan llegados al dicho Gregorio Pizarro y sus secuaces, para cuyo efecto puso mano a su espada diciendo: viva el rey y mueran los tiranos, y desde ha dos días de como tenían la dicha ciudad por Su Majestad el dicho tirano que había salido de ella habiendo desbaratado al dicho Centeno; volvió a la dicha ciudad y se apoderó de ella, donde prendió al dicho Hernando Díaz y sus compañeros, e hicieron justicia de muchos de ellos, y dejó al dicho Hernando Díaz vivo y le cortó la mano derecha, por cuya razón Su Majestad le hizo merced de trescientos y sesenta ducados en cada un año en su vida; y un hijo suyo tiene puesto sobre la puerta de su casa a su contemplación de lo dicho un escudo de piedra con la mano señalada y una bandera en ella.
Y estando en esta villa de la Calzada avecindados moros que vivían y estaban en su ley porque se tomaron cristianos en el año de quinientos y dos [1502], se dice por los viejos que una noche llovió mucho y lindando un moro con otro sobre el destapar de un albañar vinieron a reñir, y oído el ruido que hicieron grande por los cristianos entendieron que se alzaban y acudieron cada cual con las armas que tenía y les iban a tomar la calle, y una mora entendiendo que iban contra ellos vino dando voces diciendo: ellos entre ellos se lo han … , a cuyo ruido acudió el comendador Valdivia que residía a la sazón en esta villa y era comendador de la fuente el Moral y los pacificó, y volviéndose él y los cristianos a sus casas toparon [con] un hombre que se llama Fulano Ortega, el cual no se halló con otras armas y traía un barredero de horno en el hombro y diciéndole el dicho comendador y los demás que se volviese que todo estaba pacífico dijo así: viva tal, dejadme que tragados los llevo.
39.- Las casas y [Ms. Número de] vecinos que al presente en el dicho pueblo hubiese, y si ha tenido más o menos antes de ahora, y la causa porque se haya disminuido.
Esta villa de la Calzada tendrá setecientas casas y vecinos poco más o menos y que nunca el dicho pueblo ha tenido más número de casas, aunque ha tenido más vecinos, y de cuatro o cinco años a esta parte se han disminuido algunos por muerte, como por los tiempos se han ido algunos a otras partes de causa de la poca cosecha de pan que ha habido que es el primero que para el trato y granjería que esta villa tiene.
40.- Si los vecinos son todos labradores, o parte de ellos hidalgo, y el número de los hijosdalgo que hay, y de qué privilegios y exenciones gozan.
La mayor parte de esta villa es de labradores y habrá en ella quince casas de hijosdalgo, los cuales usan de labradores y gozan la libertad de tales hijosdalgos y que estos no pechan en los pechos reales y concejiles donde pechan los hombres buenos pecheros.
Fuente: Diputación de Ciudad Real.