Aspersión del agua bendita y ceremonias del introito en el Sacro Convento

Vista aérea del Sacro Convento de Calatrava la Nueva. Foto de Antonio Campos.

Vista aérea del Sacro Convento de Calatrava la Nueva. Foto de Antonio Campos.

El sacristán bendecía el agua en la sacristía y la aspersión de la misma se hacía todos los domingos del año, después de tercia dicho Benedicamus Domino, conforme a las rúbricas del Misal de Pablo V. El celebrante salía con capa correspondiente al oficio y desde el altar él, los ministros –diácono y subdiácono– y el servidor de Iglesia, con el acetre delante, iban a la zona plana del coro y desde el facistol grande, por el lado que está el Presidente –choro de San Benito-, el celebrante rociaba a los de este lado del coro en común. Luego, desde el otro lado del facistol –choro de San Bernardo-, hacía lo mismo con los del otro coro. Todos los religiosos inclinaban las cabezas para recibir el agua.

Acetre: Caldero pequeño con asa en que se lleva el agua bendita para las aspersiones litúrgicas

Facistol: Atril grande en que se ponen el libro o libros para cantar en la iglesia y que, en el caso del que sirve para el coro, suele tener cuatro caras que permiten colocar varios volúmenes.

Desde allí se volvían al altar y antes de llegar a él rociaban al pueblo, comenzando por el lado del Evangelio, sin salir de la Capilla Mayor, haciendo genuflexión todos cada vez que pasaban por en medio de ella. Mientras duraba la aspersión, todos, el celebrante y los ministros estaban descubiertos y en pie. Una vez en el altar, el celebrante se quitaba la capa y se ponía el manípulo y la casulla, los ministros los manípulos y comenzaba la misa.

Si no había aspersión, hecha la señal en la sacristía se comenzaba el introito en el coro y el preste [sacerdote que preside la celebración de la misa o de otros actos litúrgicos] y los ministros salían a decir la misa.

Introito: El nombre clásico que el canto de entrada recibe en la liturgia católica es introitus, “introito”, del latín introeo, “entrar”. El canto del introito no está entre los más antiguos dentro de la liturgia. Su función es la de acompañar la entrada del celebrante.

Preste: Sacerdote que preside la celebración de la misa o de otros actos litúrgicos.

Si había solemnidad de capas salían en este orden: el acólito segundo con el incensario, los dos religiosos más nuevos con dos hachas, los caperos, el subdiácono, diácono y preste, uno después de otro.

Hachas: Vela de cera, grande y gruesa, de forma por lo común de prisma cuadrangular y con cuatro pabilos.

Caperos: Eclesiástico que en iglesias catedrales, colegiales y otras asiste al coro y al altar con capa pluvial, por días o semanas, conforme a los estatutos.

Los caperos se quedaban en lo ancho de la capilla mayor y los demás pasaban a las gradas del presbiterio y llegando a ellas se descubrían, junto con los caperos, y hacían a un tiempo genuflexión.

El acólito segundo recogía los bonetes y se volvía a poner de rodillas en el lado de la Epístola, junto con los que llevaban las hachas y estaban así hasta que el sacerdote y ministros llegaban al altar. Después se levantaban, los religiosos más nuevos apagaban las hachas detrás del altar y el acólito segundo administraba el incensario.

Una vez el preste echaba la bendición para acabar la misa, los caperos salían del coro descubiertos y le esperaban en medio de la Capilla Mayor para volver a la sacristía de la misma manera que entraron en la iglesia, haciendo genuflexión al mismo tiempo que el preste la hacía en el altar y cubriéndose cuando éste se cubría. Lo mismo hacían los dos de las hachas cuando salen del coro a encenderlas para acompañar al preste y a los ministros a la sacristía.

Si no hubiese habido solemnidad de capas y sí incensario, como son las fiestas de guardar, salían en este orden: el acólito segundo –con el incensario-, los de las hachas, los ministros y el celebrante. El acólito segundo recogía los bonetes, los ponía en el presbiterio y se ponía de rodillas hasta que el preste llegaba al altar. En los domingos salía delante el servidor de la iglesia, con el acetre, y tras él el acólito segundo con el incensario. En los demás días que no hubiera habido hachas, ni incensario, ni aspersión salía el religioso más nuevo que había vistiendo en la sacristía delante, para recoger los bonetes, ponerlos en su lugar e, inmediatamente, se volvía al coro.

Bibliografía:

  • Regla de San Benito.
  • Formularios para hacer pruebas de los hábitos para las Órdenes de Alcántara, Calatrava y Santiago.
  • Definiciones de la Orden de Calatrava, año de 1652.
  • Copia de las escrituras de la Orden de Calatrava.
  • Las Institución, definiciones y actos capitulares de la ínclita caballería de la Orden de Calatrava (Toledo, 1552).
  • Ceremonial Monástico para los que siguen la Regla de San Benito, concedido por Pablo V.
  • Ceremonial cisterciense.

 

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