El granatuleño que reedificó el Molino de Parra

Una de las fachadas del Molino de Parra. Foto de Antonio Campos Caballero

En el Campo de Calatrava, donde el Jabalón serpentea entre llanuras e historia, los molinos harineros eran más que edificios de piedra; eran el corazón de los pueblos. Sus ruedas, accionadas por la corriente, molían el grano que alimentaba la vida, tejiendo relatos de trabajo y supervivencia. En Calzada de Calatrava, los ríos Jabalón y Fresneda alimentaban estos artilugios, tal y como recogen los documentos del Catastro de Ensenada de Seguir leyendo …