Don Pedro Domínguez Delgado (Montijo, 1.IX.1935 – Montijo, 28.XII.2000) pertenecía a una familia de comerciantes, con una tienda de comestibles en la calle Atrás, y tuvo dos hermanos. Estudió Magisterio en Badajoz, viviendo durante ese periodo de tiempo en una pensión y recibiendo clases del que fue alcalde de esa ciudad entre 1954 y 1961, Ricardo Carapeto Burgos, que tiene una calle dedicada en esa población. Esta diplomatura la terminó en el año 1955. La preparación para ingresar en la Universidad la hizo en Granada para, posteriormente, estudiar primero y segundo de Filosofía y Letras en Salamanca y tercero y cuarto en la Complutense de Madrid en la especialidad de Filología Románica, donde tuvo como profesores, entre otros, a Dámaso Alonso y Joaquín de Entrambasaguas. De éste último, la Biblioteca General del Campus de Ciudad Real de la UCLM tiene un fondo de colección que lleva su nombre con casi veinticinco mil documentos con un amplísimo número de primeras ediciones –desde la obra de Góngora hasta la literatura española contemporánea.
Con los sucesos de 1956 se inician una serie de disturbios en Madrid, que supusieron el inicio del enfrentamiento de parte del alumnado universitario contra el régimen franquista y que continuarían en los años sesenta. Debido a esta situación, Don Pedro continuó sus estudios en la Universidad de Oviedo a finales de los años cincuenta y comienzos de los sesenta, donde tuvo un accidente en el que fue atropellado por un motorista, cuyo resultado fue la fractura del cráneo, la tibia y el peroné que le pudo causar la muerte y fue ingresado en el antiguo Sanatorio Blanco, clínica privada fundada en 1949 por el doctor Alfredo Blanco y que hace unos años fue demolido para levantar un bloque de veintiocho viviendas. Este percance le ocasionó la pérdida de memoria y fuertes dolores de cabeza, por lo que los médicos le recomendaron que dejara los estudios. La recuperación la llevó a cabo en su pueblo natal, acabando la carrera en 1965.
Tanto en su etapa de estudiante como en la de profesor fue de personalidad tímida e introvertida. Su primer Instituto donde impartió clases como profesor no numerario, de Francés y de Lengua y Literatura, fue en el “Eduardo Valencia” de Calzada de Calatrava permaneciendo en él casi una década. Una vez aprobadas las oposiciones, en la especialidad de Lengua y Literatura, se trasladó a vivir a Sevilla para dar clases en los pueblos de Constantina, Osuna y Cantillana. Finalizo su tarea educativa en el Instituto “Azahar” de Sevilla con 63 años porque tuvo que jubilarse debido a las depresiones que padecía.
Católico practicante, en su juventud se integró en la Juventud de Acción Católica para anunciar el Evangelio a todas las personas de su pueblo. Como persona humilde y sencilla, alfabetizó a niños en el Frente de Juventudes y, cuando residió en Sevilla, iba a visitar a los ancianos en la residencia de San Felipe Neri. Amante del fútbol, llegó a ser titular del equipo de Montijo y jugando con el equipo de la Ciudad Universitaria cuando estudió en Madrid. Llegó a sacarse el título de profesor de yoga en Montreal (Canadá) el mismo año en que se celebraron en ese país los Juegos Olímpicos.
Apasionado por la lectura llegó a poseer una gran biblioteca de 3.484 libros que decidió donarla a la Biblioteca Municipal de Montijo, donde pasó los últimos años de su vida. A los siete años de su fallecimiento, sus familiares hicieron entrega oficial de estos volúmenes para cumplir los deseos del ya desaparecido profesor para que fueran utilizados por sus paisanos. El Ayuntamiento, como homenaje, instaló una placa en una de las salas de la biblioteca y que descubrió una de sus hermanas. En la placa se lee “A Don Pedro Domínguez Delgado, catedrático de Lengua y Literatura, en agradecimiento por la donación de su biblioteca personas. Montijo, mayo 2007”.
A la generación de Calzada de Calatrava de 1963 nos enseñó francés –usando el método Perrier- y lengua y literatura. Recuerdo una anécdota y es que en clase nos iba a examinar de un comentario de textos y, para ello, antes tuvimos que hacer prácticas con diversos autores de un libro de Fernando Lázaro Carreter. Venían textos de varios autores y al final conseguimos, con preguntas que le hacíamos en clase, intuir el autor del texto sobre el que nos iba a poner en el examen. La mayoría sacamos muy buena nota. A mi amigo Cándido, cada vez que lo sacaba a la pizarra, le decía que como era alto le aconsejaba que se dedicara al baloncesto, a lo que le contestaba que a él no le gustaba el deporte. Como una de sus aficiones era el yoga, solía hablarnos de Ramiro la Calle que fue el pionero en introducir en España esta disciplina.
Bibliografía:
Pedro Domínguez Delgado, un filólogo ilustrado de Montijo en el siglo XX, de Juan Carlos Molano Gragera.
La biblioteca personal del profesor Domínguez Delgado fue donada a la población, de Manuel Molano Franco.