La solemnidad con la que se celebra en Calzada de Calatrava la Virgen de Valverde tiene su origen en la intercesión de la Virgen María por una catástrofe que sufrieron los calzadeños, quizás en tiempos en los que, como los que hoy estamos pasando, hubo alguna pandemia como la peste o el cólera. De ahí que, desde su inicio, fuera considerada como una fiesta de Voto, en la que se dedica una ofrenda a la Virgen por un beneficio recibido. En sesiones del Ayuntamiento, de comienzos del siglo XX, se pueden leer cosas como esta: “… aprobó y acordó el pago de las cuantías, a saber: … de Don Ramón Fernández, Alguacil del Ayuntamiento, por los gastos ocasionados por la asistencia a la Corporación municipal a la fiesta del Voto de la Virgen de Valverde, 67,20 pesetas… Aprobado por el Ayuntamiento, el día 11 de julio de 1908”.
La romería comenzó a conmemorarse el 25 de abril, por lo que las procesiones se celebraban en honor de Nuestra Señora la Virgen de Valverde y de San Marcos, con el típico hornazo relacionado con este último Santo. El lugar donde tenían lugar estos acontecimientos era en la finca de la Encomienda de Sacristanía. Como hecho anecdótico, que vino reflejado en el periódico “El Eco de Daimiel”, fue lo que ocurrió en el año 1887 donde se relata que a la salida de la Virgen de la capilla de Sacristanía hubo una reyerta entre dos jóvenes, resultando ambos heridos y que la cosa no fue a más gracias a la intervención del guarda de la finca, Valentín Serrano, que logró separarlos y halló en poder de ambos una navaja y un revólver. La Guardia Civil no acudió ese día ya que, según el comandante de Ciudad Real, Carlos Alonso Martín, no habían recibido recado alguno ni de palabra ni por escrito para que se presentasen de uniforme y que, además, las dos parejas de las que disponía, la una se encontraba en Ciudad Real para proveerse de prendas de uniforme y la otra había salido por la mañana a tener una entrevista con la del puesto de Viso del Marqués, en la casa de los Mirones, y por tal motivo, fue imposible ir.
La Hermandad, que tenía la ermita en la Encomienda de Sacristanía, dejó de celebrar la romería a los pocos años de comenzar la Segunda República, volviéndose a constituir en el año 1967, gracias a la iniciativa del Alcalde Anastasio Ciudad Coello y a la tradición que había tenido en el pueblo, celebrándose su culto y demás actos en la ermita de San Isidro, con la adquisición de una nueva imagen de la Virgen debido a que había desaparecido la anterior, posiblemente en la Guerra Civil. Se había restablecido una tradición pero, hoy día, se ha olvidado que también en la procesión, además de la actual agrupación musical Santa Cecilia -dirigida entonces por Carmelo Ortiz- participaba la banda de cornetas y tambores de la OJE, cuyo primer director fue Nicasio Castillo Gallego, y que ha sido el germen de las que hoy hay en el pueblo. Como anécdota, recuerdo a sus arqueros lanzando las flechas en una competición improvisada a ver quien era el que las hacía llegar más lejos, y sus ensayos en el local de la calle de la Soledad que era también el centro donde los niños jugábamos al futbolín, el billar y al tenis de mesa y donde se organizaban las excursiones para ir a la Parrilla y a la Hoz. Podríamos decir que Ferrer era el accionista y Ramón el trabajador, que además aprovechaba la ocasión para hacer negocio vendiéndonos sus chuches.
Con el paso de los años, la Junta Directiva de la Hermandad tomó la decisión, en 1985, de celebrar la romería en el paraje de “la Hoz” una vez obtuvo permiso del Ayuntamiento –cuyo Alcalde, si mal no recuerdo, en esas fechas era el socialista Moisés- ya que era el propietario de dichos terrenos. Por tanto, a primeras horas de la mañana, la Virgen se trasladó desde la ermita de San Isidro al nuevo lugar, situado a pocos metros de la “fuente de la Teja”, donde se llevo a cabo, con solemnidad, la función religiosa y la procesión. Debido a que la carretera que va a Huertezuelas nunca ha estado en buen estado y hay muchas curvas, se tomó la decisión de hacer la ida por dicha carretera y el regreso por Los Mirones. En los primeros años, el Ayuntamiento puso un servicio de autocares gratuito, que salía del Ejido a las diez y once y media de la mañana y se regresaba a las seis y media y siete y media de la tarde. La romería terminaba con el traslado de la Virgen a la ermita de San Isidro. Y hasta la fecha, ese es el lugar donde tiene lugar la romería. Ya no es necesariamente el 25 de abril, sino el fin de semana más próximo a esa fecha; pero eso no nos tiene que hacer olvidar que la tradición era celebrar al mismo tiempo la procesión de la Virgen de Valverde y la de San Marcos en la Encomienda de Sacristanía.
Decir también que el cementerio fue bautizado con el nombre de «Nuestra Señora de Valverde», como se puede comprobar en una de las noticias que el periódico de Valdepeñas «El Porvenir» da el 12 de enero de 1907: «Esta mañana ha sido conducido el cadáver al cementerio de N. S. de Valverde, donde ha recibido cristiana sepultura, en el panteón donde yacía su madre».
Recuerdo, a comienzos de los años 70, cómo los vecinos iban a tomarse el hornazo de San Marcos al pocillo, donde al lado había unos baños de agua agria con sus correspondientes vestuarios que, actualmente, están completamente derruidos y sólo se puede ver cómo salen al exterior las burbujas del agua ferruginosa y oír el croar de las ranas que allí habitan. Eso significaba que la tradición seguía transmitiéndose de padres a hijos, no borrándose de la memoria el origen de ambas fiestas, porque esos lugares forman parte, igual que el Castillo de Salvatierra, de la Encomienda de Sacristanía.