Fray Jorge de la Calzada es tentado por el demonio y abandona el convento del Rosario. Deja el hábito y camina hacia Toledo, pasando por Guadyerbas -pueblo ya desaparecido. Le prenden por vagabundo, un sacerdote le hace ver que ha sido tentado por el demonio y regresa al convento del Rosario para recibir, nuevamente, el hábito que había dejado. Confiesa su culpa al Guardián y lo manda a ver al Prelado superior. Éste lo envía al Padre Provincial y acaba en el convento de Aldea del Palo.
Este convento se encuentra en el municipio de San Miguel de la Ribera, provincia de Zamora. Actualmente están en ruinas y fue fundado por San Pedro de Alcántara, auspiciado por Santa Teresa de Jesús sobre la finca de Doña Guimar y, actualmente, de propiedad privada.
En San Miguel de la Ribera, municipio de la provincia de Zamora, destacan por su singularidad las ruinas del Convento franciscano de Aldea del Palo, fundado por San Pedro de Alcántara, auspiciado por Santa Teresa de Jesús sobre la finca de Doña Guimar de Ulloa y, actualmente, de propiedad privada.
En él se celebraron juicios inquisitoriales (en la novela de Delibes “El Hereje” se relata cómo el protagonista, Cipriano Salcedo, es prendido por la Inquisición en Aldea del Palo). Desde el convento parten diversos pasadizos subterráneos con fines probablemente evasorios en caso de necesidad.
En el verano de 1560 fray Pedro está en Ávila para tratar con doña Guiomar de Ulloa, antigua dirigida suya, de una nueva fundación en el pueblo zamorano de Aldea del Palo. Durante su estancia en esta ciudad tiene lugar el encuentro del santo con Teresa de Jesús, turbada porque no logra hacer luz en su experiencia espiritual. Este encuentro había de marcar profundamente la vida de la santa, como ella misma afirma en su Autobiografía (cap. 30): «Casi a los principios vi que me entendía por experiencia, que era todo lo que yo había menester… Este santo hombre me dio luz en todo, y me lo declaró, y dijo que no tuviese pena, sino que alabase a Dios, y estuviese tan cierta que era espíritu suyo, que si no era la fe, cosa más verdadera no podía haber, ni que tanto pudiese creer».
Sobrevivió al decreto, de 25 de octubre de 1820, por el cual se cerraban los conventos de órdenes religiosas que tuviesen menos de doce religiosos, pasando sus bienes a ser propiedad del Estado. No pudo hacerlo a la desamortización de Mendizábal, pasando a manos privadas. Hoy día está en ruinas.
Además del convento, cuenta con su Iglesia, que pese a estar reformada mantiene un Cristo románico, y la Ermita del humilladero. Sus fiestas patronales son el 29 de septiembre en honor a San Miguel Arcángel –también celebran la fiesta de San Sebastián –el 20 de enero- y las festividades de las Águedas y los Gallos, en el mes de febrero.