El colegio de las franciscanas

La ermita de la Trinidad y el anexo que sirvió de colegio. Foto de Adela Palomina, cuando se construyó la cooperativa de Ntra. Sra. de los Remedios.

La ermita de la Trinidad y el anexo que sirvió de colegio. Foto propiedad de Adela Palomino Valencia, cuando se construyó la cooperativa de Ntra. Sra. de los Remedios.

Cuando hablé sobre el cura párroco de Calzada, Don Juan  Moreno Costoso, dije que uno de los objetivos que se marcó, además de la consagración de una nueva parroquia, fue que en Calzada se abriera un colegio de primera enseñanza para los niños más pobres. Fruto de su trabajo, el 18 de octubre de 1928 –en el comienzo de un nuevo curso escolar- el Obispo Estenaga inauguró un colegio de religiosas Terciarias Franciscanas de la Inmaculada de la Concepción, que procedían de la vega granadina, en un anexo a la Ermita de la Trinidad y que procedía del legado que un caballero de la Orden de Santiago, Don Santiago Maldonado y del Forcallo (1), donó para fundar este centro educativo. Este edificio fue entregado a las monjas franciscanas, cuya comunidad quedó constituida por la madre superiora Sor Rosario, la profesora Sor Nieves y las auxiliares Sor Feliciana y Sor Francisca.

(1) La ermita, en sus primeros años, fue gestionada por Padres Trinitarios procedentes del convento de la Santísima Trinidad de Mebrilla, pueblo vinculado a la Orden de Santiago.

El mobiliario y el material de enseñanza fue costeado por el Ayuntamiento, que en su presupuesto concedió una subvención anual de tres mil pesetas con la condición de que se pudieran matricular gratuitamente treinta niñas pobres pero para más beneficio a los vecinos, la comunidad religiosa amplió a cincuenta. Asimismo, las camas, las ropas y la vajilla y cubiertos para las hermanas fue costeado por Don Juan Moreno Costoso de su bolsillo.

Al acto de la inauguración del colegio fue invitado el Obispo Prior, Sr. Estenaga, y el Gobernador civil, Enrique de Lara y Guerrero, siendo Alcalde Juan Villalón. El Gobernador civil, que sí asistió dos años antes a la consagración de la parroquia, no pudo asistir por deberes relativos a su cargo. El Obispo llegó a Calzada de Calatrava por la mañana temprano, siendo recibido por el señor Maldonado y autoridades civiles y religiosas del pueblo, y al paso de la banda municipal se dirigieron a la ermita de la Trinidad, donde se celebró el acto inaugural con una solemne función religiosa, cuyo tema central fue “La única verdad es la religión cristiana”. Terminada la misa, el Reverendo Prelado dio la bendición y dirigió una palabra a los fieles agradeciendo su apoyo para la construcción del colegio y haciendo una introducción histórica sobre el origen de la Orden Franciscana.

Terminada la misa, el señor Maldonado invitó a un banquete, al que asistieron sus hijos Santiago y Pedro  José, que fue servido por el repostero del Gran Casino de Almagro y en el que el Alcalde Villalón dio las gracias al Ilmo. Sr. Obispo por haber venido y por el interés que puso en que en el municipio se fundara un nuevo colegio católico. También ensalza la labor educativa de las hermanas franciscanas. Para el sr. Maldonado, según sus propias palabras, fue un día de gran satisfacción y tributó grandes elogios a Don Juan Moreno por haber sido pieza clave para que esta obra se hubiese podido llevar a cabo terminando agradeciendo a todos por su participación. El párroco del pueblo agradece estas hermosas palabras y afirma que él sólo está limitándose a cumplir su deber como cura e hijo adoptivo de la población.

El Obispo habló sobre el fundador de la Orden Franciscana, San Francisco de Asís, y habló sobre la Orden Terciaria para decir cuáles eran sus obligaciones y animó a todos a oir la Santa Misa en los días de precepto. También conversó con autoridades y pueblo y entre vítores partió para Ciudad Real.

Y fue desde la mañana del día siguiente, 19 de octubre, cuando el nuevo colegio comenzó a funcionar para atender debidamente a la población escolar más pobre de Calzada.

Con el comienzo del nuevo régimen, la Segunda República, la corporación municipal suprime la subvención anual de 3.000 pesetas, lo que provoca que el pueblo se movilice contra esa decisión, ya que las religiosas Terciarias Franciscanas habían adquirido un gran prestigio por su labor y  se habían granjeado a gran parte de los vecinos, teniendo como consecuencia que sólo dos meses después, en octubre de 1931, el Alcalde socialista Don Eduardo de la Rubia Ráez dispone establecer la subvención, nuevamente, al colegio de primera enseñanza. Aunque a finales de ese año, el párroco sería acusado de propaganda religiosa por colocar un escrito en el Círculo Agrícola solicitando ayuda a la Iglesia y multado con 100 pesetas. Eran momentos en los que en las Cortes se estaba debatiendo el artículo 24 del nuevo proyecto de la Constitución sobre la supresión de las órdenes religiosas y, unos días antes, sobre el derecho del voto de la mujer donde muchos republicanos, incluidos el sector socialista de Indalecio Prieto, votaron en contra porque consideraban que aún la mujer estaba influenciada por la Iglesia católica a la hora de ejercer el sufragio universal.

Con el inicio de la Guerra Civil en 1936, el 24 de julio de ese mismo año la ermita de la Trinidad es profanada, siendo saqueada y destruida. Es el comienzo del inicio del final de la labor educativa que las franciscanas terciarias desarrollaron durante  casi una década en Calzada de Calatrava.

Durante el franquismo, en 1962, fue bendecida por el Obispo Hervás Benet, a la misma vez que la Cooperativa Ntra. Señora de los Remedios, convirtiendola en un recinto sagrado donde volver a tributar culto al Señor. Fue a finales de los años ochenta del siglo XX cuando la Hermandad de San Cristóbal consiguió, actuando como intermediario el párroco Don Diego Tercero, que la familia Maldonado permitiese la restauración de la ermita y se procediese a colocar en ella el Cristo del Perdón sobre el altar mayor.

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